La masacre de civiles a manos de las tropas estadounidenses en un pueblo vietnamita en 1968 obligó a Estados Unidos a reflexionar sobre su política militar.El 16 de marzo de 1968, un pelotón de soldados atacó un pueblo en el sur de Vietnam, en la región de Son My, con el fin de aniquilar a los combatientes del Viet Cong. Solo encontraron civiles a los que violaron y asesinaron. El Ejército de Estados Unidos lo calificó entonces de victoria hasta que el reportero Seymour Hersh publicó la verdad de los hechos y, desde entonces, la Matanza de My Lai se convirtió en el símbolo de las masacres de los estadounidenses en el extranjero.
"Muchos fueron acordonados en pequeños grupos y recibieron disparos. Otros fueron arrojados a las acequias o zanjas y baleados y a muchos los tirotearon al azar cerca de sus casas. Algunas de las mujeres más jóvenes y muchachas fueron violadas”, escribió Hersh en un reportaje para The New Yorker en 1972.
Al final , solo cuatro hombres pisaron un tribunal militar y solo uno, el oficial William L. Calley Jr., fue condenado por asesinar a 22 personas. El número de asesinados se puede leer en un muro de mármol: 504 personas, desde niños hasta ancianos de 80 años.
"Nunca más”, hasta Abu Ghraib
Aquellos asesinatos en la actualidad todavía plantean la pregunta sobre si las acciones de las tropas fueron una aberración de la conducta belicista del honorable estadounidense o un indicador de la capacidad de la gente de a pie para llevar a cabo atrocidades cuando se enfrenta a la violencia implacable.
"Creo que los estadounidenses en 1968 perdieron de verdad la confianza en el Ejército como institución después de My Lai”, explicó Fred Borch, historiador de la Fiscalía Militar General en Washington. El Ejército tuvo que trabajar muy duro para volver a ganarse la confianza de la opinión pública.
Un resultado, añadió el experto, conseguido tras My Lai fue la supervisión legal en las posteriores operaciones militares. "La metamorfosis de los pasados 50 años se produjo debido a la integración de abogados en las operaciones militares en todos los niveles de modo que los comandantes, cuando se movilizan, cuentan con el asesoramiento legal donde quiera que estén”, dijo.
Do Chuc y su hijo, Do Ba, supervivientes de la masacre.
Hersh rechaza la idea de que se hayan llevado a cabo reformas para abordar el problema. Este supo que las consecuencias a corto plazo de su informe serían socavar la mayoría moral de Nixon. "Yo sabía que Nixon ya no podía contar con ella, menos aún después de que Cally fuese acusado por su pelotón de asesinar a civiles”.Hersh no se hace ilusiones sobre el impacto a largo plazo que My Lai pudo haber tenido en la política de su país: "Tenemos a un presidente que está intentando acabar con el acuerdo iraní y cuenta con una nueva opción de que el director de la CIA dirija el Gobierno del país”, dijo.
William Laws Calley, fue hallado culpable por su papel en la masacre de My Lai.
La matanza de My Lai se ha ido destiñendo en la memoria de los estadounidenses y solo se menciona en algunos casos sobre crímenes de guerra. "Cuando fuimos a la (primera) Guerra del Golfo, un comandante se volvió hacia sus hombres y les dijo: no más My Lais. Por supuesto sabemos qué sucedió en Irak, Afganistán y Abu Ghraib”, dijo Howard Jones, catedrático emérito de la University of Alabama y autor de My Lai: Vietnam, 1968, and the Descent into Darkness, refiriéndose a los soldados estadounidenses que abusaron de los reclusos iraquíes.
Después de My Lai, el Gobierno hizo todo lo posible para prevenir futuras atrocidades, comentó Anthony Cordesman, de la cátedra A. Burke del Centro de de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington. "Cuando sucedió una vez, tienes que garantizar que no volverá a suceder”, dijo el experto.
Cordesman también ve diferencias entre la Guerra en Vietnman y las operanciones militaries actuales. Estados Unidos es también responsable de entrenar a las tropas de tierra de otros países. "Se trata de que estás lidiando con fuerzas extranjeras y las estás entrenando para que no cometan atrocidades o causen muertes civiles innecesarias”, añadió Cordesman.
My Lai puede ser un caso excepcional, pero no significa que Estados Unidos haya encontrado su brújula moral, aseguró Hersh, pero "no hemos vuelto a vivir algo similar, pero en verdad seguimos bombardeando ciudades diariamente".
Tomado de: dw.com
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