Con la tecnología de Blogger.

sábado, 21 de marzo de 2020

Tag: ,

LA PRIMERA GRAN CAMPAÑA DE VACUNACIÓN, DIRIGIDA POR UN MÉDICO MILITAR ESPAÑOL


Expedición Balmis: la gesta española que salvó millones de vidas en América, Filipinas y China


Las Fuerzas Armadas han bautizado como Operación Balmis su despliegue en diversos puntos de España para reforzar las tareas de confinamiento en el estado de alarma por el coronavirus.

Viruela: la más terrible epidemia que ha sufrido la humanidad

Al ver el nombre de esa operación no pude hacer menos que sonreír, pues me pareció un buen gesto de reconocimiento a un héroe español que luchó contra la peor epidemia que ha sufrido la humanidad: la viruela. Para que nos hagamos una idea de su letalidad, ya sólo en el siglo XX esa enfermedad mató a unos 300 millones de personas. Precisamente contra esa enfermedad fue creada la primera vacuna, obra de otro gran héroe de la ciencia, el médico inglés Edward Jenner (1749-1823). De hecho, la propia palabra vacuna viene del término latino variolae vaccinae que designa a la viruela bovina, que sirvió para crear el remedio contra esa terrible enfermedad.

El médico inglés Edward Jenner, descubridor de la vacuna de la viruela y un auténtico héroe de la ciencia (Cuadro de John Raphael Smith, 1752–1812). 

Balmis, la historia de un médico militar español

Francisco Javier de Balmis y Berenguer nació en Alicante el 2 de diciembre de 1753, y empezó sus estudios de Medicina en el Hospital Real Militar alicantino en 1770, con el fin de convertirse en cirujano militar. Cinco años más tarde participó en la Expedición de Argel contra los berberiscos, colaborando en un hospital de campaña.

En 1778 recibió el título de cirujano y en 1779 entró a formar parte del cuerpo de Sanidad Militar del Ejército Español, sirviendo en el Regimiento de Zamora, heredero de uno de los Tercios del famoso milagro de Empel y cuya tradición continúa hoy el Batallón “Zamora” de la BRILAT. Con ese Regimiento tomó parte en el sitio de Gibraltar. También luchó en la Guerra de Independencia de Estados Unidos. Debido a los méritos que demostró, en 1781 fue ascendido al rango de cirujano del Ejército, siendo destinado a América y sirviendo en Cuba y México.

Una expedición con 22 niños huérfanos españoles

En la ciudad de México, Balmis fue nombrado cirujano mayor del Hospital Militar del Amor de Dios en 1786. Allí trabajó en estudios sobre el tratamiento de la lepra y de las enfermedades venéreas. En 1794 fue nombrado Consultor de Cirugía del Ejército, y al año siguiente se le designó cirujano honorífico de cámara del Rey Carlos IV de España. Estando en Madrid, Balmis conoció el descubrimiento de la vacuna contra la viruela por parte de Edward Jenner.

El médico militar español se convirtió en uno de los más firmes partidarios de la vacunación. Por entonces la viruela estaba matando a una quinta parte de la población. El problema afectaba no sólo a la España peninsular, sino también a sus dominios de ultramar. Por ello, Balmis propuso al Rey llevar la vacuna de la viruela a América y Filipinas. Era una propuesta arriesgada y difícil, pues entonces no había forma de llevar muestras de la vacuna en barco durante una travesía tan larga. Balmis tuvo una idea muy audaz: llevar en la expedición a 22 niños huérfanos de Madrid, La Coruña y Santiago de Compostela que sirviesen de correa de transmisión de la vacuna.

Francisco Javier Balmis, el médico militar español que dirigió la primera gran campaña de vacunación de la historia, llegando hasta América, Filipinas y China (Imagen: Ejército de Tierra).

Desde La Coruña hasta Tenerife, Puerto Rico y Caracas

La idea de Balmis fue aprobada por la Junta de Cirujanos de Cámara. La llamada Real Expedición Filantrópica de la Vacuna partió del puerto de La Coruña el 30 de noviembre de 1803 a bordo de la corbeta “María Pita” (nombre de la heroína que había defendido esa ciudad de la invasión inglesa de 1589), haciendo su primera escala en Tenerife, donde empezó su campaña de vacunaciones. La expedición recaló en Puerto Rico en 1804, dirigiéndose después a Caracas, donde se dividió en dos: una septentrional encabezada por Balmis y una meridional a cargo del cirujano militar catalán José Salvany y Lleopart.

La expedición meridional de José Salvany llegó hasta la Patagonia

Las dificultades que afrontó la expedición meridional fueron enormes, no sólo geográficas, sino también políticas, ya que algunos indígenas lanzaron una revuelta contra la campaña de vacunaciones. Durante esa expedición meridional, que recorrió los actuales territorios de Colombia, Bolivia, Perú, Colombia y Argentina, Salvany contrajo la tuberculosis, la malaria y la difteria, perdió la visión de un ojo, se dislocó una muñeca y acabó falleciendo en 1810, a los 34 años de edad en Cochabamba (Bolivia), donde está enterrado.

Su sucesor, el médico militar Santiago Granado y Navarro Calderón, continuó la expedición llevando la vacuna a Chile, hasta alcanzar la Patagonia. En esta expedición meridional, que terminó en 1812 -cuando España ya estaba en plena Guerra de Independencia contra los franceses- fueron vacunadas más de 100.000 personas, una cantidad excepcional para su época, y más teniendo en cuenta que la iniciaron cuatro hombres (Salvany, un ayudante, un practicante y un enfermero) y cuatro niños.

La expedición septentrional de Balmis llegó a Filipinas y China

En cuanto a la expedición septentrional de Balmis, recorrió Cuba y el Virreinato de la Nueva España (por el actual territorio de México), llegando después las vacunas a Norteamérica. La expedición de Balmis partió luego hacia las Filipinas desde Acapulco a bordo del navío “Magallanes”, llegando a Manila en abril de 1805. Allí Balmis, ya enfermo, decidió regresar a la metrópoli, encomendando la dirección de la expedición al médico militar madrileño Antonio Gutiérrez Robredo, pero al enterarse de que la vacuna aún no había llegado a China, se dirigió a la colonia portuguesa de Macao, a donde llegó en septiembre de 1805 después de naufragar el navío en el que viajaba, teniendo que alcanzar la costa en una barca junto a tres niños vacuníferos que iban con él. En Macao los miembros de la expedición tuvieron un gran recibimiento. En febrero de 1806 Balmis inició su regreso a Madrid, vía Lisboa, parando de camino en la isla británica de Santa Elena, donde también llevó a cabo vacunaciones. En la capital de España, a donde llegó en 1806, Balmis fue recibido como un héroe. No era para menos.

El mapa con la ruta de la Expedición de Balmis. Incluye su experidión meridional por Cuba y México y la expedición meridional de Salvany por Sudamérica (Imagen: Comité Asesor de Vacunas de España).

Una heroica expedición que salvó millones de vidas

Esta expedición salvó millones de vidas, siendo una de las más grandes gestas históricas de España en toda su historia. Aunque no lo sepan, muchos de los actuales habitantes de los países citados deben su vida a aquella expedición, incluso aquellos que sólo tienen palabras de odio y de rencor hacia España (en muchos casos hacia sus propios antepasados). Al conocer la expedición, Jenner, el inventor de la vacuna, comentó: “No puedo imaginar que en los anales de la Historia se proporcione un ejemplo de filantropía más noble y más amplio que este”.

Me quedo, además, con lo que apuntó Luis del Pino hace un año hablando de esa impresionante hazaña de Balmis y los suyos: “tres décadas antes de que los niños de clase humilde fueran vacunados contra la viruela en Inglaterra, los españoles ya habíamos vacunado a los hijos de los apaches, de los comanches y del resto de la población del México actual”. Y es que esta gran campaña de vacunación, la primera de la historia, alcanzó a ricos y pobres, a españoles, indígenas y extranjeros. Lamentablemente, Balmis es en la actualidad un gran desconocido para muchos españoles. Hoy, gracias a esta operación militar, al menos se vuelve a recordar a aquel héroe.

Bibliografía:
Fuente del texto: outono.net
 Principio de la página

¡Gracias por leerme!

Acerca de ancilo59

Hola, Mí nombre es Andrés Cifuentes. Soy un andaluz que lleva desde 1967 viviendo en Madrid. Es una ciudad cosmopolita, centro de negocios, sede de la Administración pública, central del Gobierno del Estado y del Parlamento español. Ojalá quien habla de nuestra incultura se acuerde de Séneca, Columela, Maimónides, Averroes, Góngora, Bécquer, Alexandre, Lorca, Juan Ramón Jiménez, Machado, Falla, Zambrano, Picasso, Velázquez, Murillo, Alberti, Carlos Cano, Gala, Luis Rojas Marcos, Sabina…

0 comentarios:

Publicar un comentario