Desde los curiosos ojos de nuestra Hipatia les vamos a recordar o dar a conocer a algunas de las primeras arquitectas españolas. Desconocidas para la sociedad en general, consiguieron titularse en una disciplina, la Arquitectura, a la que solamente accedían y se dedicaban los hombres. Como todas las mujeres que fueron pioneras en diversos campos, las primeras arquitectas se enfrentaron a todo tipo de dificultades, las fundamentales fueron las de género. Ellas abrieron el camino y merecen todo nuestro reconocimiento. Además de procurar la visibilización de sus trabajos.
Matilde Ucelay Maortúa (Madrid, 1912- Madrid, 2008), fue la primera arquitecta española, nació en el seno de una familia que fomentó las inquietudes artísticas de todos sus miembros. Su padre era el abogado Enrique Ucelay Sanz y su madre Pura Maortúa Lombera, que era organizadora de las actividades teatrales del Lyceum Club y miembro de La Barraca de García Lorca, Matilde era la mayor de cuatro hermanas. Ucelay demostró ser una estudiante sobresaliente en el Instituto Escuela, heredero directo de la Fundación Libre de Enseñanza, simultaneó sus estudios con la carrera de piano, interesada muy pronto en estudiar Arquitectura. Su madre era una persona muy inquieta, quería una educación para sus hijas amplia, tanto en música, como en la práctica del deporte. Funda en 1926 el Liceum Club, que fue la primera asociación femenina en Madrid.
Es en 1931 cuando Matilde Ucelay Maortúa ingresa en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Madrid, hace dos cursos en uno por eso acaba un año antes la carrera. En la universidad coincide con Félix Candela, y con Fernando Chueca Goitia, con los que mantiene una amistad de por vida. Se licencia en junio de 1936, y se le otorga el 15 de julio del mismo año. El 10 de julio recibe un homenaje por ser la primera mujer licenciada en Arquitectura de España, al acto asiste Amós Salvador Carreras, que era el ministro de Gobernación, de donde dependía la Dirección General de Arquitectura.
Con el estallido de la Guerra Civil se traslada a Valencia, por problemas de salud de su padre, y debido a las amenazas de muerte que el mismo había recibido. Allí contrae matrimonio con José Ruiz Castillo en 1937, que era abogado y funcionario del Ministerio de Agricultura, de esta unión nacen dos hijos. La familia de su marido eran importantes editores madrileños, su suegro era el dueño de Biblioteca Nueva, cuando falleció su suegro, su marido se hizo cargo de la empresa. El año treinta y siete es importante, porque es nombrada Secretaria del Colegio de Arquitectos de Madrid, que vuelve a abrir sus puertas por iniciativa de ella, había cerrado sus instalaciones al comienzo de la guerra.
Cuando finaliza la contienda en España, Matilde Ucelay regresa a Madrid en 1939 y ve como empeora su situación. Fue depurada profesionalmente por un consejo de guerra, la acusaron de “responsabilidades durante la guerra”. Su sentencia del 9 de julio de 1942, la inhabilitaba a perpetuidad para cargos públicos, directivos y de confianza, a la imposibilidad de ejercer su profesión de manera privada durante cinco años, pero la cosa no quedó ahí, tuvo que pagar además una indemnización de treinta mil pesetas, toda una fortuna para la época. Así las cosas no recibe el título de Arquitectura hasta 1946, diez años después de haberse licenciado.
Los trabajos que realizó anteriores al año 1945, no los firmaba ella debido a su inhabilitación, los firmaban otros arquitectos, habitualmente amigos cercanos. Durante los años 1945 a 1981 se estima que efectuó alrededor de ciento veinte proyectos, casi siempre eran encargos realizados por extranjeros que vivían en nuestro país, o de la burguesía española, todavía había muchos recelos hacia el trabajo realizado por una mujer arquitecta. Su primer proyecto fue un encargo familiar, añadir una planta a una casa de vacaciones en La Granja de San Ildefonso. Este le sirvió como carta de presentación, y fue acumulando nuevos proyectos. La mayor parte de sus obras fueron viviendas, pero también proyectó tiendas, almacenes, fábricas, laboratorios, etcétera. Una de sus cualidades en esos proyectos, era la gran sensibilidad que ponía en cada uno de los detalles constructivos.
La segunda mujer titulada en Arquitectura fue Rita Fernández Queimadelos (La Cañiza, Pontevedra, 1911-Barcelona, 2008). Se la considera la primera arquitecta gallega y la primera arquitecta en ejercer la profesión. Su nombre completo era Rita Eugenia Benedicta Fernández Queimadelos, nació en una aldea gallega, La Torre perteneciente al municipio de La Cañiza.
Parece ser que fue gracias a sus abuelas que pudo ir a Santiago de Compostela a estudiar. Su padre no quería que se fuera de casa, y prefería que estudiara piano, pero su abuela paterna la animó y la materna la acompañó. Así estudió dos cursos preparatorios de Ciencias Químicas en Santiago entre los años 1928 a 1930, al mismo tiempo estudió clases de Dibujo en la Escuela de Artes y Oficios. En esta última disciplina su profesor destacó sus capacidades artísticas y su inteligencia, y habló con su padre para que Rita pudiera estudiar Arquitectura.
En 1930 se traslada a Madrid, vivirá en la Residencia de Señoritas de la Institución Libre de Enseñanza, que dirigía María de Maeztu. Prepara los exámenes de ingreso a la Escuela de Arquitectura, en la que ingresa en el curso 1932-1933. No se tituló hasta 1940 por los tres años de Guerra Civil.
Su vida profesional fue muy activa, se dilató durante más de tres décadas, y lo realizó tanto en el ámbito privado como en el público. Se pueden establecer dos periodos en su trabajo para la administración pública. El primero de ellos cuando trabajó en el área de Proyectos de la Sección de Reconstrucción de la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones en Madrid (DGRDR), y el segundo cuando estuvo trabajando como arquitecta escolar provincial en Murcia y como técnica municipal de Mula.
Se colegió en Madrid en el año 1941, era la colegiada número 651. Entre los años 1941 y 1946 trabajó en algunos proyectos de reconstrucción, como el Patronato de Protección de la Mujer en San Fernando de Henares y la reconstrucción del Ayuntamiento de Fuenlabrada. Además firmó distintos proyectos de nueva planta, como la Colonia Tercio y Terol y un conjunto de viviendas unifamiliares en hilera en Carabanchel, que ejecutó entre los años 1942 a 1951.
Se casó con Vicente Iranzo, que era profesor de la facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid. Tuvo seis hijos, en 1947 deja su trabajo temporalmente por este motivo. Lo retoma en el año 1955, se traslada a Murcia, y trabaja durante cinco años en la administración pública, como anteriormente hemos dicho, simultaneará encargos privados para la inmobiliaria CRISA.
Durante los siguientes años sus jornadas laborales son agotadoras, anexo a su vivienda se encontraba su estudio de arquitectura, en el que tenía a su cargo dos arquitectos técnicos, un aparejador y una secretaria. Ella se trasladó a Murcia por el trabajo de su marido, y lo volvió a hacer en 1973 cuando su marido obtuvo la plaza de catedrático en la Universidad de Barcelona. En este momento es cuando se jubila, sus últimos trabajos son la rehabilitación de su casa y la de uno de sus hijos. Rita era una firme defensora de la autonomía de la mujer, tenía que empezar por la económica y además afirmaba que la educación era un derecho universal.
La tercera arquitecta española es María Cristina Gonzalo Pintor (Santander, 1913-Madrid, 2005). Gonzalo fue además de las primeras doctoras en Arquitectura de España, pero no se paró ahí, fue una de las primeras meteorólogas en nuestro país.
Aunque nace en Santander, su ciudad natal se puede considerar Madrid, ya que se trasladó a ella con muy pocos meses. En 1932 comenzó sus estudios de Arquitectura, al mismo tiempo estudió Ciencias Físicas y Matemáticas en la Universidad de Madrid, en la que se licencia antes de que comience la Guerra Civil. Oposita al Cuerpo Superior del Instituto Nacional de Meteorología, es la segunda mujer que lo consiguió en nuestro país. Además accedió al grado militar de Comandante de Aviación. Prestaba sus servicios en el Centro Meteorológico del Guadalquivir en Sevilla, en 1935 la trasladaron al del Cantábrico en Santander, allí estaba cuando comenzó la guerra.
Retoma sus estudios de Arquitectura tras finalizar la contienda. Obtiene su título en 1940, y se inscribe en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, en el que estará de alta hasta 1984. Trabajó algún tiempo para la Dirección de Ciudades Devastadas en Madrid. Pero casi toda su actividad profesional tanto como arquitecta o meteoróloga la desarrolló en Cantabria. En 1946 fue nombrada arquitecto de control del Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria. Se doctoró en 1967.
María Cristina Gonzalo Pintor fue una mujer polifacética, también daba clases esporádicamente como profesora en un colegio de Santander. Su marido era maestro y tuvo con él tres hijos. Era una mujer decidida, compitió en el certamen nacional de esquí en Candanchú junto a Lilí Álvarez, una deportista pionera en España.
Como hemos podido comprobar las tres arquitectas de las que les hemos hablado eran mujeres muy inteligentes, trabajadoras incansables, con una actitud determinante que les llevó a conseguir todos los objetivos que se propusieron. Hay que tener en cuenta el tipo de sociedad en el que les tocó vivir, mojigata, y que ponía constantes trabas a que las mujeres pudieran desarrollar una profesión fuera de su hogar. Conducían vehículos, vestían pantalones y desarrollaban sus profesiones en un mundo de hombres. Ellas fueron las primeras, las que nos abrieron las puertas, a las que hay que mirar como referentes que fueron.
Tomado de: losojosdehipatia
Pocas mujeres estudiaron en España antes de la guerra civil, y menos aún en las que entonces se denominaban escuelas especiales, como eran las escuelas de Arquitectura y de Ingeniería en la época. De hecho, junto a Ucelay, sólo otras tres mujeres estudiaban arquitectura en España antes de la guerra, todas ellas en Madrid: Lali Úrcola, que no terminó la carrera al casarse con un compañero, Cristina Gonzalo, titulada en 1940, y Rita Fernández-Queimadelos, en 1941. En las dos décadas siguientes, sólo otras cinco mujeres estudiaron arquitectura: en 1945 se tituló Cruz López Muller, en 1949 Juana Ontañón, en 1956 Margarita Mendizábal, en 1957 María Eugenia Pérez Clemente y en 1958, Elena Arregui, todas ellas en Madrid (López-González, 2013: 36).En España las mujeres no pudieron acceder a la universidad hasta 1910, aun así fue un camino lento y de muchísimo esfuerzo para las que decidieron transitar por él. En la disciplina que nos ocupa, la Arquitectura, accedieron en 1931. En este artículo nos vamos a referir a tres mujeres que estudiaron en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Madrid, ellas fueron las pioneras, son: Matilde Ucelay Maortúa, Rita Fernández Queimadelos y María Cristina Gonzalo.
Matilde Ucelay Maortúa. |
Es en 1931 cuando Matilde Ucelay Maortúa ingresa en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Madrid, hace dos cursos en uno por eso acaba un año antes la carrera. En la universidad coincide con Félix Candela, y con Fernando Chueca Goitia, con los que mantiene una amistad de por vida. Se licencia en junio de 1936, y se le otorga el 15 de julio del mismo año. El 10 de julio recibe un homenaje por ser la primera mujer licenciada en Arquitectura de España, al acto asiste Amós Salvador Carreras, que era el ministro de Gobernación, de donde dependía la Dirección General de Arquitectura.
Con el estallido de la Guerra Civil se traslada a Valencia, por problemas de salud de su padre, y debido a las amenazas de muerte que el mismo había recibido. Allí contrae matrimonio con José Ruiz Castillo en 1937, que era abogado y funcionario del Ministerio de Agricultura, de esta unión nacen dos hijos. La familia de su marido eran importantes editores madrileños, su suegro era el dueño de Biblioteca Nueva, cuando falleció su suegro, su marido se hizo cargo de la empresa. El año treinta y siete es importante, porque es nombrada Secretaria del Colegio de Arquitectos de Madrid, que vuelve a abrir sus puertas por iniciativa de ella, había cerrado sus instalaciones al comienzo de la guerra.
Cuando finaliza la contienda en España, Matilde Ucelay regresa a Madrid en 1939 y ve como empeora su situación. Fue depurada profesionalmente por un consejo de guerra, la acusaron de “responsabilidades durante la guerra”. Su sentencia del 9 de julio de 1942, la inhabilitaba a perpetuidad para cargos públicos, directivos y de confianza, a la imposibilidad de ejercer su profesión de manera privada durante cinco años, pero la cosa no quedó ahí, tuvo que pagar además una indemnización de treinta mil pesetas, toda una fortuna para la época. Así las cosas no recibe el título de Arquitectura hasta 1946, diez años después de haberse licenciado.
Los trabajos que realizó anteriores al año 1945, no los firmaba ella debido a su inhabilitación, los firmaban otros arquitectos, habitualmente amigos cercanos. Durante los años 1945 a 1981 se estima que efectuó alrededor de ciento veinte proyectos, casi siempre eran encargos realizados por extranjeros que vivían en nuestro país, o de la burguesía española, todavía había muchos recelos hacia el trabajo realizado por una mujer arquitecta. Su primer proyecto fue un encargo familiar, añadir una planta a una casa de vacaciones en La Granja de San Ildefonso. Este le sirvió como carta de presentación, y fue acumulando nuevos proyectos. La mayor parte de sus obras fueron viviendas, pero también proyectó tiendas, almacenes, fábricas, laboratorios, etcétera. Una de sus cualidades en esos proyectos, era la gran sensibilidad que ponía en cada uno de los detalles constructivos.
Entre sus obras arquitectónicas destacamos la Casa Oswald en Puerta de Hierro en Madrid, la Casa Benítez de Lugo en las Palmas de Gran Canaria, la Casa de Guillermo Bernstein, la Casa de Teresa Marichalar, la Casa de José Ortega Spottorno, la Casa Simone Ortega, la Casa de Margarita Ucelay en Long Island, además de las librerías Turner e Hispano-Argentina en Madrid.En la década de los cincuenta intenta ser miembro de la directiva de la Asociación de Mujeres Universitarias, ella tenía el número siete de carnet de la misma, pero fue vetada por los franquistas de turno. En 1998 la asociación La Mujer Construye le hace un homenaje por ser la primera mujer licenciada en Arquitectura de España. En 2004 le fue concedido el Premio Nacional de Arquitectura, en reconocimiento a su trabajo, pero ni siquiera pudo recogerlo por su avanzada edad, como ven siempre tarde en reconocer los méritos a una mujer.
Rita Fernández Queimadelos. |
Parece ser que fue gracias a sus abuelas que pudo ir a Santiago de Compostela a estudiar. Su padre no quería que se fuera de casa, y prefería que estudiara piano, pero su abuela paterna la animó y la materna la acompañó. Así estudió dos cursos preparatorios de Ciencias Químicas en Santiago entre los años 1928 a 1930, al mismo tiempo estudió clases de Dibujo en la Escuela de Artes y Oficios. En esta última disciplina su profesor destacó sus capacidades artísticas y su inteligencia, y habló con su padre para que Rita pudiera estudiar Arquitectura.
En 1930 se traslada a Madrid, vivirá en la Residencia de Señoritas de la Institución Libre de Enseñanza, que dirigía María de Maeztu. Prepara los exámenes de ingreso a la Escuela de Arquitectura, en la que ingresa en el curso 1932-1933. No se tituló hasta 1940 por los tres años de Guerra Civil.
Su vida profesional fue muy activa, se dilató durante más de tres décadas, y lo realizó tanto en el ámbito privado como en el público. Se pueden establecer dos periodos en su trabajo para la administración pública. El primero de ellos cuando trabajó en el área de Proyectos de la Sección de Reconstrucción de la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones en Madrid (DGRDR), y el segundo cuando estuvo trabajando como arquitecta escolar provincial en Murcia y como técnica municipal de Mula.
Se colegió en Madrid en el año 1941, era la colegiada número 651. Entre los años 1941 y 1946 trabajó en algunos proyectos de reconstrucción, como el Patronato de Protección de la Mujer en San Fernando de Henares y la reconstrucción del Ayuntamiento de Fuenlabrada. Además firmó distintos proyectos de nueva planta, como la Colonia Tercio y Terol y un conjunto de viviendas unifamiliares en hilera en Carabanchel, que ejecutó entre los años 1942 a 1951.
Se casó con Vicente Iranzo, que era profesor de la facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid. Tuvo seis hijos, en 1947 deja su trabajo temporalmente por este motivo. Lo retoma en el año 1955, se traslada a Murcia, y trabaja durante cinco años en la administración pública, como anteriormente hemos dicho, simultaneará encargos privados para la inmobiliaria CRISA.
Durante los siguientes años sus jornadas laborales son agotadoras, anexo a su vivienda se encontraba su estudio de arquitectura, en el que tenía a su cargo dos arquitectos técnicos, un aparejador y una secretaria. Ella se trasladó a Murcia por el trabajo de su marido, y lo volvió a hacer en 1973 cuando su marido obtuvo la plaza de catedrático en la Universidad de Barcelona. En este momento es cuando se jubila, sus últimos trabajos son la rehabilitación de su casa y la de uno de sus hijos. Rita era una firme defensora de la autonomía de la mujer, tenía que empezar por la económica y además afirmaba que la educación era un derecho universal.
María Cristina Gonzalo Pintor. |
Aunque nace en Santander, su ciudad natal se puede considerar Madrid, ya que se trasladó a ella con muy pocos meses. En 1932 comenzó sus estudios de Arquitectura, al mismo tiempo estudió Ciencias Físicas y Matemáticas en la Universidad de Madrid, en la que se licencia antes de que comience la Guerra Civil. Oposita al Cuerpo Superior del Instituto Nacional de Meteorología, es la segunda mujer que lo consiguió en nuestro país. Además accedió al grado militar de Comandante de Aviación. Prestaba sus servicios en el Centro Meteorológico del Guadalquivir en Sevilla, en 1935 la trasladaron al del Cantábrico en Santander, allí estaba cuando comenzó la guerra.
Retoma sus estudios de Arquitectura tras finalizar la contienda. Obtiene su título en 1940, y se inscribe en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, en el que estará de alta hasta 1984. Trabajó algún tiempo para la Dirección de Ciudades Devastadas en Madrid. Pero casi toda su actividad profesional tanto como arquitecta o meteoróloga la desarrolló en Cantabria. En 1946 fue nombrada arquitecto de control del Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria. Se doctoró en 1967.
María Cristina Gonzalo Pintor fue una mujer polifacética, también daba clases esporádicamente como profesora en un colegio de Santander. Su marido era maestro y tuvo con él tres hijos. Era una mujer decidida, compitió en el certamen nacional de esquí en Candanchú junto a Lilí Álvarez, una deportista pionera en España.
Como hemos podido comprobar las tres arquitectas de las que les hemos hablado eran mujeres muy inteligentes, trabajadoras incansables, con una actitud determinante que les llevó a conseguir todos los objetivos que se propusieron. Hay que tener en cuenta el tipo de sociedad en el que les tocó vivir, mojigata, y que ponía constantes trabas a que las mujeres pudieran desarrollar una profesión fuera de su hogar. Conducían vehículos, vestían pantalones y desarrollaban sus profesiones en un mundo de hombres. Ellas fueron las primeras, las que nos abrieron las puertas, a las que hay que mirar como referentes que fueron.
Tomado de: losojosdehipatia
Acerca de ancilo59
Hola, Mí nombre es Andrés Cifuentes. Soy un andaluz que lleva desde 1967 viviendo en Madrid. Es una ciudad cosmopolita, centro de negocios, sede de la Administración pública, central del Gobierno del Estado y del Parlamento español. Ojalá quien habla de nuestra incultura se acuerde de Séneca, Columela, Maimónides, Averroes, Góngora, Bécquer, Alexandre, Lorca, Juan Ramón Jiménez, Machado, Falla, Zambrano, Picasso, Velázquez, Murillo, Alberti, Carlos Cano, Gala, Luis Rojas Marcos, Sabina…
0 comentarios:
Publicar un comentario